martes, 9 de mayo de 2017

Tan esperpéntico y absurdo...

Te encontré por la calle, tan delgada
como entonces, pero con más arrugas.
Tú me dijiste: “¿Tienes mucha prisa o podemos tomarnos algo juntos?”

Después de muchas copas, con el alba
siguiendo nuestra pista, te lo dije:
“desde entonce no ha habido otra mujer”

Y en mi interior bullía la mentira
al alimón con el deseo.

Era tan esperpéntico y absurdo...

Que se parecía a la vida...