Carla era una mujer italiana de mediana edad
que vivía en un pintoresco barrio, en Milano. Trabajaba en creatividad y letras
y era una persona muy apasionada y llena de vida.
Yo la conocí un verano del año 2006 en Tarifa,
España, durante un viaje de vacaciones para practicar windsurf. Recuerdo el viento,
el sonido del mar a lo lejos en el hostal donde nos alojábamos, y también
recuerdo las servilletas garabateadas por ella, sus pañuelos acariciando su cuello.
Fue un verano mágico y
lleno de emociones fuertes.
A lo largo de varios meses, estuve viajando a
Milán con frecuencia para conocer a Carla y descubrir la ciudad a través de
ella.
Pero, tristemente, ese mismo año Carla murió en un accidente de tráfico
en un frío viernes de noviembre. Desde entonces, todos los viernes siento su
ausencia con mucha intensidad, especialmente en otoño, cuando el frío y el
viento me recuerdan a ella.
Aunque el tiempo ha ido pasando y los detalles
de mi relación con Carla se han ido desvaneciendo poco a poco... todavía siento
una profunda nostalgia por ella. Su ausencia me ha dejado un vacío en el corazón, y a veces siento que el mundo no tiene el mismo aroma ni la
misma serenidad sin ella.
Sigo echándola de menos todos los viernes, y el
recuerdo de esa combinación de otoño, noviembre y viernes siempre me envuelve
con una sensación de pérdida y añoranza.
A veces, cuando estoy sintiéndome especialmente
melancólico, pongo nuestra canción favorita, "Beautiful Girl" de
Aztec Camera, y me sumerjo en el recuerdo de aquellos días tan especiales que
pasamos juntos. Aunque sé que Carla ya no está aquí, su espíritu sigue presente
en mi vida, y siempre la recordaré con mucho...