viernes, 24 de febrero de 2006

la obscuridad visible


Mi mente era como una antigua central telefónica que se iba quedando inundada por la crecida: uno tras otro, los circuitos normales se anegaban. Pegado a un lecho de clavos. Extraña sensación de fragilidad, como si mi cuerpo se hubiera vuelto deleznable, hipersensible, desarticulado y torpe. Sentía el horror como una niebla compacta y venenosa. Inmensa y dolorida soledad.

No hay comentarios: