El poeta Samuel Jonson escribió a mediados de siglo XVIII lo siguiente… “lo poco que los viajes por el extranjero enriquecen la conversación de quienes han estado en otros lugares”… “el tiempo que hemos pasado fuera es delicioso y, a la vez, en cierto sentido instructivo; pero parece apartado de nuestra existencia sustancial y auténtica y nunca se une bien a ella”…”los que desean olvidar ideas penosas hacen bien en ausentarse durante un tiempo, pero sólo podemos decir que realizamos nuestro destino en el lugar que nos vio nacer”.
Desde el primer instante me sentí seducido y hechizado por el Mare Mesto (ciudad vieja), el tranquilo e inquietante rio Moldavia, sus calles románticas por la mañana y misteriosas por la noche… os aseguro que he llegado a escuchar a lo largo de estas noches en sus callejones empedrados –cubiertos de fina nieve- el crujir de los zapatos de F. Kafka y su amigo Max Brod.
"Escapar de Praga. Frente a este daño humano, el más profundo que jamás me alcanzó, proceder con el más fuerte antídoto de que dispongo." Franz Kafka.
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